Maternidad Fallida

Maternidad Fallida

Si tú me preguntabas en mi niñez y adolescencia que quería ser de grande mi respuesta siempre era la misma, “quiero ser una esposa y una mamá”. He tenido la oportunidad de estudiar dos carreras, pero mi corazón siempre regresaba a ese sueño. Sé que Dios puso en mí un deseo ferviente de hacer familia, una familia centrada en Él. No perfecta, pero sí completamente dependiente de Él.

Hace 10 meses y medio entre al mundo de la maternidad con tanta emoción y expectativa. Leí tanto, pregunte tanto, indague tanto, quería estar lo más preparada posible para la llegada de mi primogénita. Sabia que jamás iba a poder comparar el conocimiento con la practica, pero en mi corazón estaba toda la voluntad para hacer el mejor trabajo. Había una certeza en lo más profundo de mi, “Nada me iba a robar el disfrutar cada segundo de su vida”.

Hoy puedo decir que el poder vivir ese anhelo que con tanta certeza tenia ha sido un reto enorme. Constantemente me abruman pensamientos de insuficiencia. La comparación ataca mi mente cuando volteo y veo que alguien esta haciendo un trabajo mucho mejor que yo. Entonces como bomba el enemigo empieza a lanzar sus trampas diciéndome que “he fallado”. Y entonces me encuentro repitiendo sus mentiras en mi cabeza: “No eres paciente”, “No tienes lo que se necesita”, “Ni siquiera puedes tener una vida disciplinada y quieres que tus hijos sean disciplinados”, “Lo estas haciendo mal”. Y poco a poco la emoción empieza a cambiarse de ropa y se viste de miedo e incertidumbre.

Pero tenemos un Dios tan bueno, que jamás me ha dejado permanecer en ese lugar. En el tiempo perfecto viene e interrumpe mi guerra mental con verdades que si trascienden. Y me dice cosas como:

“Bástate en mi gracia, por que MI PODER se perfecciona en tu debilidad”

Dios no necesita que yo haga todo bien, para que su poder intervenga en la crianza de mis hijos. Aún soy vulnerable a pensamientos, aún soy imperfecta, aún pienso constantemente que la estoy regando, pero ahora cada que siento que yo no di lo suficiente, confió que Dios llenará los huecos que mi humanidad dejé.

En este momento espero a mi segundo bebe y lo hago consciente de que continuare fallando, continuare siendo imperfecta, y también continuare siendo completamente dependiente del único que no falla y que es perfecto. Y eso es darle amor a mi maternidad. Y abrazar el gran regalo que Dios me ha dado de familia

Leave a comment